Article sobre el doctorat de Kelly-Jane Wallis, hidrogeòloga i sòcia de l’AGEIB en la seva estada a Mallorca, centrat en el comportament dels nitrats en el aqüífer Plio-Quaternari de Sa Pobla.
Nitratos: arrastrados por el agua
Es un tipo de contaminación que suele darse en zonas agrícolas. la hidrogeóloga kelly-Jane Wallis centró su tesis en la presencia de este elemento en sa pobla
Lluís Amengual 04.06.2012 | 19:38

Nitratos: arrastrados por el agua
La contaminación por nitratos de las aguas subterráneas constituye una de las principales amenazas para la salud de las personas y el medio ambiente. Se trata de un tipo de contaminación difusa que se presenta comúnmente en zonas agrícolas con nivel freático próximo a la superficie del terreno. Con su origen en los abonos aplicados por agricultores y/o por las deyecciones ganaderas, la aplicación de códigos numéricos que modelizan el lixiviado de nitratos a las aguas subterráneas constituye una herramienta eficaz encaminada a identificar los procesos que originan la contaminación y establecer las estrategias que permitan realizar una adecuada gestión de la agricultura.
Y fue en los nitratos en que se centró la tesis de la hidrogeóloga Kelly-Jane Wallis que se doctoró por la Universidad Politécnica de Cataluña dentro del programa del Departamento de Ingeniería del Terreno, Cartográfica y Geofísica. Su estudio, dirigido por la doctora Lucila Candela y la doctora Rosa María Mateos, se centró en la calidad del agua subterránea en la zona agrícola de sa Pobla, en particular en su contaminación por nitratos. Y es que una vez que los nitratos se infiltran por debajo de la zona de alcance de las raíces, no pueden ser aprovechados por las plantas y acaban en el acuífero como ocurre en el de sa Pobla. «En Europa se permite un máximo de 50 miligramos por litro de nitrato en el agua potable. En el año 2008, en la zona de sa Pobla se observaron valores de hasta 800 miligramos por litro de nitratos con una media de 134 mg/l en el agua subterránea», explica Kelly-Jane Wallis.
En el estudio, se utilizó un código numérico denominado GLEAMS que simuló el lixiviado de nitratos. Fue calibrado y validado con datos reales tomados del campo en una serie de parcelas experimentales. «Una vez validado, el modelo representa la realidad actual. Además se usó para simular varios escenarios con diferentes prácticas agrícolas y distintas condiciones ambientales: se observó la forma en que el lixiviado de nitratos se comportaba en dichos escenarios», prosigue Wallis.
Posteriormente y con un sistema de información geográfico (SIG), se tuvo en cuenta el cambio de las propiedades de suelo, las concentraciones de nitrato en el agua de riego, las condiciones meteorológicas y las prácticas agrícolas de la zona estudiada. La superficie correspondió a 125 kilómetros cuadrados, es decir, la superficie del acuífero pliocuaternario.
Como resultado, se observó que la cantidad y distribución temporal de las precipitaciones, la concentración de nitratos en el agua de riego y la cantidad de abono aplicado afectaron a la cantidad de nitrógeno de forma positiva o negativa respecto a un caso normal. «La temperatura mínima diaria del aire se identificó como otro parámetro importante que afecta al lixiviado de nitrógeno. Para combatir pérdidas de cosecha, en sa Pobla es común aplicar riego en contra de las heladas cuando la temperatura baja de los cero grados. De forma tradicional, se aplica mucha agua en poco tiempo y esta gran cantidad de agua se infiltra y arrastra el nitrógeno hacia el acuífero», explica Wallis.
Así, se ha podido cuantificar el papel del riego contra las heladas en cuanto al transporte de nitrógeno por debajo de la zona de raíces, algo que no se había hecho con anterioridad. Paralelamente se recomendó como futura línea de investigación estudiar la cantidad de agua efectiva para este fin e identificar la temperatura para empezar a regar y así poder reducir la cantidad de agua usada y proporcionar a la vez recomendaciones con respecto a esta práctica a partir de condiciones locales.
«Llegado el final de la experiencia, pienso que ha sido una etapa de mi vida que me ha aportado muchas experiencias y conocimientos, momentos buenos y momentos difíciles, pero siempre con la fuerza de superación», explica. «Si un estudiante está pensando hacer un doctorado, le animo. El doctorado es un trabajo muy personal, pero a su vez es fundamental tener un buen equipo a tu alrededor. En mi caso he tenido suerte con Rosa y Lucila, las dos me han guiado, cada una a su propia manera. También he tenido la suerte de conocer y trabajar junto a mis compañeros en el Instituto Geológico y Minero, la UPC y la Dirección de Recursos Hídricos», comenta Wallis.
«Desde las antípodas en Brisbane, Australia, saludo a todos quienes me hayan acompañado en el camino de mi doctorado, compañeros de trabajo, amistades y familia, ¡hasta pronto!», se despide Kelly-Jane Wallis.