La temperatura más alta captada en un pozo se eleva a 51 grados. Detectadas aguas termales en Llucmajor, Costitx y Lloret. Los expertos destacan el potencial de la energía geotérmica para balnearios, piscifactorías o calefacción.
Detectadas aguas termales en Llucmajor, Costitx y Lloret
Los expertos destacan el potencial de la energía geotérmica para balnearios, piscifactorías o calefacción
I. Moure. Palma. 10.04.2010 | 08:30

Una fuente de agua termal en el municipio de Puigpunyent. Foto: Cedida por el IgmeUna investigación realizada durante los últimos años por la delegación balear del Instituto Geológico y Minero de España (IGME) ha inventariado diferentes puntos de agua termal natural en la zona sur de Llucmajor, Costitx, Lloret y Puigpunyent, además del ya conocido de Sant Joan de la Font Santa (Campos), del que se tiene constancia desde época romana. Los expertos destacan los usos directos que podrían llegar a darse a estas manifestaciones termales, una posibilidad que deberían constatar futuros estudios en profundidad.
Según informan desde el IGME, una de las áreas más importantes es la de Llucmajor. Aquí, ya se conocía la existencia de pozos con agua caliente desde hace años, pero no se habían investigado con detenimiento. A unos 500 metros de la localidad en dirección a sa Ràpita, se ha encontrado un pozo cuya agua alcanza una temperatura de 51,6 grados, dentro de los límites de una fábrica de escayolas. Los sondeos realizados han descubierto también que, a 700 metros de profundidad, la temperatura alcanza los 71 grados.
En este sentido, los expertos recuerdan que, cuando una bolsa de agua subterránea presenta unos valores superiores en cuatro grados a la media de la temperatura en superficie (18 grados), ya se considera algo anormal.
Los técnicos del IGME apuntan que está pendiente aún el análisis sobre el volumen de agua que albergan estas manifestaciones termales. Aún así, señalan el potencial geotérmico que podrían llegar a tener si tuviesen una capacidad importante, y recuerdan las funcionalidades que se le ha dado a esta fuente de energía en otros países, sobre todo en los nórdicos.
Un potencial por descubrir
Siguiendo datos de la Asociación Internacional de Energía Geotérmica, el principal uso directo que se le da en el mundo a este tipo de agua caliente es el destinado a piscifactorías. En segundo lugar, se sitúa el potencial más conocido, el que tiene para los balnearios. A continuación, figura su uso en calefacción, en invernaderos y en industrias (para desecar vegetales o fabricar jabón).
En el caso de Mallorca, es un potencial que, por lo general, no ha sido tenido muy en cuenta, según indican fuentes de la delegación balear del Instituto Geológico y Minero, que explican que los propietarios de este tipo de pozos ven como un problema el tener agua caliente, ya que no la pueden beber y porque al estar cargada de sustancias (como sulfatos) tampoco la pueden utilizar para regar los campos. Con todo, sí que en algunos casos ha habido un aprovechamiento de este tipo de energía. Así sucede en la actualidad con el balneario de Sant Joan de la Font Santa. Y, también, hasta hace unos años, se aprovechó el pozo de Païssa, con características termales, para calentar el invernadero que había en la propiedad.
Otras áreas de la isla donde se ha constatado la existencia de puntos geotérmicos son Costitx y Lloret, donde se inventarió un pozo con el agua a 40 grados. Sin embargo, en estas zonas, el análisis realizado por la delegación balear del IGME no ha sido tan completo como el que se hizo en el municipio de Llucmajor. También se ha catalogado un pozo de agua termal en Puigpunyent, dentro de un recinto privado.
Viaje a las profundidades de Mallorca

Elena Soto | PalmaActualizado martes 14/12/201013:59 horas
En Son Gall, al sur de la localidad de Llucmajor, hay un pozo de extracción con el agua a 51 grados centígrados –la anomalía térmica más acusada registrada en Baleares–. Pero no es el único; en esta zona hay registrados hasta la fecha un total de 24 pozos con temperaturas anormales. En su día se abrieron para usos agrícolas, pero por su deficiente calidad gran parte de ellos ha dejado de explotarse. En el pueblo de Lloret existe otro pozo, empleado para regadío, en el que su propietario saca al agua para una piscina antes de usarla en el huerto. Conocedores de este hecho, parece ser que algunos vecinos de la zona acuden a este improvisado baño termal en el que se pueden encontrar el agua a unos 40 grados. Otro caso es el de Costitx en el que se abandonó un pozo porque su agua era demasiado caliente y tenía mal sabor. Pero ¿qué es una anomalía térmica? «Cada 100 metros de profundidad la temperatura se incrementa entre dos y tres grados centígrados de media, es lo que se denomina gradiente geotérmico –explica José María López, técnico de I+D de la delegación balear del Instituto Geológico y Minero de España (IGME)–. Si nos encontramos con temperaturas más elevadas, como en el caso de muchos pozos de Llucmajor, existe una anomalía». En el de Son Gall, de unos 120 metros de profundidad, el agua debería estar en torno a los 22 grados y sin embargo supera los 51, lo que – según López– es indicio de que en esta zona pasa algo, como que una fractura o falla traiga el agua desde un acuífero más profundo. Además, cuando las muestras se someten a una analítica química completa comienzan a aparecer elementos adicionales que constituyen posibles indicadores geotérmicos, tales como el litio, el boro, el bromo o el flúor, entre otros. Lo más normal, como en el caso de Llucmajor y Lloret, es que el agua contenga muchos sulfatos. Es evidente que este tipo de pozos no son aptos para la agricultura o el consumo directo humano, pero por sus características termales tienen todo un potencial que puede aprovecharse en diferentes sectores y que hasta ahora, excepto casos muy puntuales, no ha sido explotado. Dejando a un lado el balneario de Sant Joan de sa Font Santa (Campos), que según algunos historiadores se emplea desde época romana, pocos ejemplos pueden citarse del uso de energía geotérmica del subsuelo en Baleares.